El problema de los empujadores eléctricos en las Granjas
¿Qué estás haciendo para eliminar esta práctica prohibida en tu granja?
El uso de empujadores eléctricos en las granjas de cerdos es un problema grave que persiste a pesar de su prohibición en muchos países. A lo largo de los años, ha sido evidente que estos dispositivos, que administran descargas eléctricas a los animales para forzarlos a moverse, no solo son innecesarios, sino que tienen consecuencias devastadoras para el bienestar animal y la reputación de las granjas.
El bienestar animal debe ser una prioridad en cualquier sistema de producción ganadera. Diversos estudios han demostrado que las descargas eléctricas no solo provocan dolor físico inmediato, sino también estrés crónico en los cerdos. Estos animales son seres altamente sensibles, y la administración constante de choques eléctricos les perjudica impactando en su socialización con otros animales y negativamente en su comportamiento.
Además, el dolor físico continuo a menudo genera respuestas de agresividad y miedo, lo que empeora las condiciones dentro de las granjas y dificulta el manejo posterior de los animales. El mal manejo de los cerdos puede llevar a una mayor incidencia de lesiones y aumentar el riesgo de mortalidad en las granjas.
Consecuencias de su uso
El uso de empujadores eléctricos en las granjas no solo genera problemas para los cerdos, sino también para los productores. Entre las consecuencias más graves destacan:
Aumento de lesiones: Tanto los cerdos como los trabajadores están en riesgo debido a las respuestas impredecibles de los animales tras recibir descargas.
Rechazo en mataderos: Un cerdo que muestra signos de maltrato puede ser rechazado en el matadero, lo que supone una pérdida económica directa para el productor.
Impacto en la calidad de la carne: El estrés crónico afecta la calidad de la carne, generando productos de menor valor, como la carne PSE (pálida, blanda y exudativa), lo que repercute negativamente en la rentabilidad de la granja.
Alternativas y manejo adecuado
Eliminar los empujadores eléctricos no significa perder el control sobre los animales. Existen múltiples estrategias para manejar a los cerdos de manera más humana y eficiente, sin necesidad de recurrir al maltrato:
Entrenamiento de los trabajadores: Es fundamental capacitar al personal de las granjas en técnicas de manejo tranquilo y sin violencia. Utilizar tonos de voz calmados y movimientos suaves puede reducir el estrés animal.
Diseño adecuado de instalaciones: Las granjas deben diseñarse de manera que faciliten el movimiento natural de los animales, minimizando la necesidad de intervención forzosa. Corredores amplios y sin obstáculos pueden ayudar a que los cerdos se trasladen sin estrés.
Uso de banderas o paneles: Herramientas no agresivas, como banderas o paneles/tablas, pueden usarse para guiar a los animales sin necesidad de causarles dolor.
Refuerzo positivo: El uso de alimentos o recompensas para guiar a los animales hacia los corrales o camiones ha demostrado ser efectivo en reducir el uso de la fuerza física.
¿Cómo verificar y eliminar el uso de empujadores eléctricos en tu granja?
Implementar auditorías internas regulares es esencial para asegurar que el personal no esté utilizando empujadores eléctricos. Algunas estrategias para garantizar que se cumpla con la normativa incluyen:
Supervisión constante: Instalar cámaras en áreas críticas de manejo y transporte para monitorear el comportamiento de los trabajadores.
Registros y sanciones: Llevar un registro del manejo animal, y establecer sanciones estrictas para el personal que incumpla con las normativas de bienestar animal.
Conciencia y educación: Asegúrate de que todo el personal esté consciente de la prohibición del uso de empujadores eléctricos, y ofrece capacitaciones periódicas para reforzar el bienestar animal.
El futuro del bienestar animal en las granjas porcinas
Eliminar los empujadores eléctricos no es solo una cuestión de cumplir con las regulaciones. Es un compromiso con el bienestar animal, la calidad del producto y la sostenibilidad a largo plazo de la producción porcina. Los consumidores cada vez exigen más productos de origen ético, y las granjas que implementan prácticas de bienestar animal son más atractivas para los mercados nacionales e internacionales.
No solo es posible abandonar el uso de empujadores eléctricos, sino que es la única opción ética y sostenible. El bienestar animal comienza con el respeto, y eliminar el uso de dispositivos de maltrato es un paso fundamental hacia una producción más humana y eficiente.